No, que no soy amargado. Eso es lo que dicen mis compañeros de trabajo a mi espaldas, y mi jefe con unas palabras más bonitas y adornadas cuando le toca leer mi informe trimestral de desempeño. La verdad es que soy un ser realista. Que el resto quiera construir castillos en el aire y no vean lo que pasa en verdad… Dicho sea de paso, he visto los castillos que existen en el aire, son de los gigantes que viven ahí, y no tienen nada de magníficos, pero es un dicho que se me ha pegado de tanto vivir con humanos.

Sí, soy un duende, de esos que viven en las casas y esconden cosas, para que luego aparezcan en otros lugares y la gente en modo de talla nos eche la culpa a nosotros, pero de verdad piensen que ellos en algún descuido las dejaron ahí.

Por tanto sólo estoy de acuerdo con la mitad del título, que no lo he puesto yo, fue otro ser, probablemente amargado. Y esto es simplemente una vía de escape ante mi odioso trabajo y mi odiosa vida. 

Sí, odiosa vida de duende de clase media que vive para trabajar y trabaja para vivir. Y más encima tiene un trabajo que no le gusta, ergo, su vida tampoco le gusta.

Todo lo empeora la nueva casa a la que me asignó mi jefe. Más que casa, es un departamento, y uno de esos no muy grandes. Tiene pocas cosas, por lo que veo que pronto ya no sabré qué esconder ni dónde. Y lo peor de todo, es que el dueño del departamento es un pelmazo… 

Mirándolo ahora, creo que tiene algunas cosas en común conmigo. No en lo pelmazo, claro, pero llega a su hogar y come algo rápido, ve un poco de tv, y se acuesta para al otro día levantarse a trabajar. Y así sucesivamente. La verdad es que es bastante odioso verse reflejado de esta forma.

Creo que por el momento dejaré esto hasta aquí que ya me estoy deprimiendo. Creo que mi vía de escape está horriblemente torcida en un círculo.

Atentamente, el duende (amargado) realista.